Descripción
Edifil 1910/9. Serie Alonso Cano. **1969
Fecha Emisión |
24 marzo 1969 |
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Nº EDIFIL |
1910/9 |
Título Serie |
Alonso Cano |
Formato |
28,8 x 33,2 mm |
Color |
multicolor |
Dentado |
12¾ |
Impresión |
Huecograbado |
Imprenta |
FNMT |
Tirada |
6.000.000 |
Validez Postal |
indefinida |
Valores de la Serie |
10 (1910-1919) |
Artista español polifacético, que practicó la pintura, la escultura y la arquitectura. Su padre, Miguel Cano, maestro carpintero y retablero, debió de enseñar a Alonso a dibujar con precisión y manejar los rudimentos de la arquitectura antes de que la familia efectuara su traslado definitivo de Granada a Sevilla, en 1614. En 1616 inició su aprendizaje con el artista y teórico Francisco Pacheco, y pronto entabló una amistad duradera con su condiscípulo Diego Velázquez.
Pudo ser también Pacheco quien le presentara a Juan Martínez Montañés, cuyo estilo influyó en obras escultóricas de Cano y con quien colaboraría más tarde. En Sevilla, Miguel y Alonso Cano en seguida comenzaron a colaborar en encargos compartidos con dinastías artísticas como los Uceda, los Herrera y los Castillo, que se repartían los principales encargos eclesiásticos de diseño y policromía de retablos.
Al alcanzar Alonso la madurez consolidó su puesto en el arte sevillano integrándose en una de aquellas familias mediante su matrimonio con María de Figueroa en 1626, el mismo año en el que obtuvo el grado de maestro pintor.
Durante las décadas de 1620 y 1630 participó en numerosas empresas artísticas, pero en los documentos suele aparecer más como escultor o retablero que como pintor. Lienzos como Visión de la Jerusalén celestial de san Juan Evangelista (1636-1637, Wallace Collection, Londres) manifiestan una interpretación lírica del realismo riguroso desarrollado por Pacheco.
Cano presidió el Gremio de Pintores en 1630, lo que indica que gozaba del respeto de sus colegas. En 1638 el conde-duque de Olivares le invitó a trasladarse a Madrid como pintor y ayudante de cámara. Entre tanto Cano había contraído segundas nupcias en 1631, nuevamente con la hija de un colega, María Magdalena de Uceda.
Cuando llegó a Madrid era ya un maestro reconocido y profesionalmente acreditado en el ambiente artístico de Sevilla. La vida en la corte, y particularmente en el imprevisible círculo del conde-duque, prometía una clientela más variada y sofisticada, pero también los riesgos inherentes a un sistema de favor y protección personal. Cano debió de sentir cierta inseguridad cuando Olivares perdió el poder a comienzos de 1643, ya que solicitó sin éxito el puesto de maestro mayor de la catedral de Toledo.
En Madrid su estilo se alejó rápidamente del naturalismo intenso que caracterizaba por entonces a la pintura sevillana. De los cuadros que restauró tras el incendio del palacio del Buen Retiro en 1640 asimiló aspectos de las técnicas pictóricas italiana y flamenca.
Parece haberse dejado influir en especial por los pintores venecianos del siglo XVI y por las formas elegantes y las tonalidades transparentes de Van Dyck. En 1639-1640 ejecutó el encargo real de pintar dieciséis retratos imaginarios de reyes medievales de España para el salón dorado del Alcázar de Madrid.
Casi todos se perdieron en el incendio de 1734, pero se conservan dos, Un rey de España y Dos reyes de España (ambos del Prado) y en ellos se aprecia claramente el interés de Cano por los efectos de color y la transparencia.
Edifil 1910/9. Serie Alonso Cano. **1969
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